En la serie Des-Trames de Asdrúbal Colmenárez, lo tradicional y lo contemporáneo convergen en la asociación de la trama, del tejido, el Ready Made, el trazo mecánico de la máquina y la fusión de técnicas, estilos y materiales diversos. Estos sentidos se revelan en piezas como Des-trames-1, donde el creador se incorpora a la obra a través de imágenes fotográficas y despliega una biografía existencial. Recurso que también se evidencia en otras piezas, donde su fotografía serializada está presente en diversas áreas del cuadro, una repetición que revela una de sus pasiones e inspiración: el cine. Razón por la cual en ocasiones se percibe en sus cuadros la sensación de encontrarse ante fotogramas.

Al incorporar su individualidad a la obra mediante fotos marcadas por sellos de pasaportes testimonia al carácter cosmopolita que caracteriza su vida y formación artística. En 1968 se traslada de Trujillo a París, mientras en Venezuela se vive un salto atávico y de confusión ideológica como lo fue la insurrección inspirada en la revolución Cubana; en París se vive el episodio de mayor efervescencia creativa de Europa en el siglo XX «el mayo francés» con su consigna de «la imaginación al poder». Se radica en París y llega a ser profesor en la Universidad de París VIII donde dictan cátedra Michel Foucault, Gilles Deleuze, Frank Popper, entre otras eminencias, un lugar de la vanguardia intelectual europea, pero no por esto se ausenta de Venezuela.

Los retratos integrados a la serie se acompañan de trazos gestuales cuya semejanza con las firmas, se asocia a los diversos roles que caracterizan nuestra vida. El artista convierte la obra en un espejo de sí, muy de cerca con el mito griego de Narciso, pero mediante una relectura: ya no es el adormecimiento de la conciencia crítica que nos mata simbólicamente ante el enamoramiento de nosotros mismos. Colmenárez plantea el uso del espejo para aprender a conocerse y asumir una conciencia crítica, herramienta esencial para actuar sobre nuestra realidad individual y colectiva. Es empezar a vivir en lugar de ser vivido, pensamiento que desarrolla el filósofo José Ortega y Gasset, en sus Meditaciones del Quijote, al afirmar: «Yo soy Yo y mis circunstancias», y añade si no las salvo, tampoco me salvo yo. Este sentido estético es un eco de nuestro tiempo, donde la realidad se nos presenta dominada por la saturación de información, la globalización y las nuevas tecnologías que pueden enceguecer o liberar la conciencia. Milenio pleno de contradicciones que exige una participación activa y un despertar de la capacidad de conocimiento interior y de las circunstancias en las que existimos. ¿Es el arte capaz de provocar esta dinámica?, no se puede responder enfáticamente, pues para lograr este objetivo debería superar la noción del arte por el arte y que la dimensión estética provoque un choque cognoscitivo a través de la transgresión de los límites que se ha impuesto el arte contemporáneo. Será éste uno de los mensajes de Marcel Duchamp cuando deja de crear y se dedica a jugar ajedrez en los tableros del Central Park de Nueva York, afirmando con su hacer que el juego mental es uno de los destinos posibles del arte contemporáneo. Asdrúbal Colmenárez lo asume con los Alfabetos Polisensoriales (1971-1978), en los que a través de la participación de los sentidos se transforma la reciprocidad como vía de aprendizaje y activación sensorial.

La vida es arte, por tanto es una de las fuentes de inspiración para el artista contemporáneo, así lo cotidiano y el azar motivan al creador. En la serie Des-trames este instante brota cuando el artista observa una tela destramada que con sus hilos ejecuta sus movimientos al ritmo del viento, se percató de que no se perdían las formas impresas en la tela, sino al contrario nacía una situación visual, donde la ausencia se transformaba en presencia y la bidimensionalidad era burlada.

«Me considero un artista postmoderno, pues no sigo un estilo y trato de no copiarme a mí mismo. No busco hacer una obra, busco la creación per se. Finalmente soy más un creador primitivo que intelectual, ante todo deseo divertirme haciendo las cosas, y me da placer hacerlas con las manos».
Asdrúbal Colmenárez

No es la primera ocasión en la que profundiza en esta temática, tal como se presentó en sus viviendas efímeras o Iglúes: una trama constructiva de hilos enrollados sobre sí mismos y endurecidos con hojas de papel periódico. Este material cotidiano se transforma en materia para refugios o cobijos improvisados, el momento en que la pieza asume la tridimensionalidad y se vincula a una problemática actual: los nómadas que habitan nuestras urbes y la estética que crean en su búsqueda por sobrevivir en laberínticas ciudades. Una de estas piezas se presentó en la colectiva Urdimbres e indumentarias, en lo que fuera el Museo Jacobo Borges, fragmentos de este tejido también son incorporados a varias de sus obras pictóricas de la serie Odyssée Night.

Es este un lenguaje visual que más que responder a una lógica interna, surge como resultado de la experimentación de taller, como vía para percibir los límites de los materiales. Se hace eco de su tiempo con la incorporación estética de nuevos materiales y técnicas. Esto ocurre en el objeto encontrado de la tela deconstruida como parte de la cotidianidad, que transmite transparencia, y elementos plásticos azarosos entre los que se encuentran las formas impresas que van desde diseños florales, cartografías, animales, cómics que acompaña de caligrafías con plantillas, calcomanías, gestos pictóricos, sellos, fotografías y fotocopias. Heterogeneidad movida por el deseo de utilizar materiales diferentes para unir texturas y naturalezas completamente opuestas. Una consecuencia de su visión de la armonía, que logra por contraposición y no por semejanza.

«La armonía se consigue en la naturaleza por contraste, no por afinidad. Por ejemplo, en un peñasco muy violento y fuerte es común ver como emerge un arbusto que florece, algo insignificante logra burlar la dureza de la roca. Pero esa florecita no se puede quitar ni poner y ésta es para mí una composición perfecta. Ese contraste lo consigo en la pintura mezclando estilos, y sobre todo en la escultura mezclando materiales».
Asdrúbal Colmenárez

Otro de los recursos que caracterizan este lenguaje visual es lo inacabado. En esta línea encontramos los hilos suspendidos, las áreas sin pintar, los taches…, elementos que crean un caleidoscopio de heterogeneidad. Metáfora de una civilización caracterizada por la convivencia de la multietnicidad y la multiculturalidad, donde se hace urgente el concepto ético de la tolerancia. No sólo los materiales y técnicas del artista nos hablan de esto, sino principalmente sus temáticas, como en las series Mare Nostrum, Latencia Nómada, y las inspiradas en obras literarias universales, entre las que destacan la Odisea, Edipo Rey, la Divina Comedia, y Justine, es ésta una aceptación de lo diverso como parte de nuestra humanidad.

«Creo que la obra de arte debe tener fallas, los hindúes dicen que precisamente son las fallas, las que hacen una obra interesante. Porque piensan que la perfección no debe existir, porque creen que solamente debe ser perfecto Dios. Inclusive en muchas obras cuando me equivoco, las tacho y dejo todos los defectos, pues si comienzo a corregir se rompe el trance creativo... Y la mayoría de los artistas entran como en un trance al crear».
Asdrúbal Colmenárez

Entre las vanguardias postmodernas existe una ruptura con el arte seriado o estilísticamente homogéneo, noción propia del movimiento Fluxus, donde lo esencial no es ser consecuente con un estilo, sino que las obras sean resultados de la multidisciplinariedad y heterogeneidad que domina la cotidianidad, es la búsqueda del arte total. Eco de la contemporaneidad donde lo efímero, la novedad y el cambio continúo prevalecen gracias a una concepción del progreso basada en el crecimiento ilimitado. Esta noción se explica en Sol Lewitt (1928-2007), quien plantea que la obra es la idea, y lo que se desea destacar es el acto de creación. De ahí que las obras de este artista no eran realizadas por él, sino por sus colaboradores y a su vez poseían carácter efímero. Dentro de este marco conceptual podemos ubicar el fundamento de Asdrúbal Colmenárez.

Des-trames nace del azar y de un proceso experimental propio del acto creativo, el artista perseguía la idea de producir una obra donde la vista percibiera la tridimensionalidad no a través de tensiones cromáticas, y la encontró al pasar la vista a través de la tela destramada, y conjugar este plano visual al fondo del lienzo intervenido con el lenguaje plástico propio del artista, junto con trazos de dibujos de máquinas generados mediante su manipulación y no por una programación determinada, incorpora así el espacio al plano bidimensional del cuadro. Lucio Fontana (1899-1968) concluyó, en su investigación sobre el espacio y la obra pictórica, que la posibilidad de incorporar el espacio al plano se revelaba si atravesaba la tela, perforándola e incorporando así el vacío al cuadro. Tajó los lienzos de sus pinturas y creo la serie que denominó Arte para la Era Espacial. Esto fue una fuerte transgresión estética en su contexto histórico. A su vez Lucio Fontana fue el autor, luego de su retorno de Italia a Buenos Aires, del Manifiesto Blanco, en el cual sostiene que:

«La materia, el color y el sonido en movimiento son los fenómenos cuyo desarrollo simultáneo integra el nuevo arte».
Lucio Fontana

La tela impresa es la base de esta serie, objeto cotidiano que descontextualizado de su función, de ser materia prima para fabricar indumentarias, es convertida por la ironía y el humor en obra de arte, introduciéndose aquí las categorías propias de la obra de Marcel Duchamp (1887-1968) y el dadaísmo. Los Des-trames poseen diversos niveles de densidad significativa y visual, estos rasgos la asocian al Gran vidrio de Marcel Duchamp, donde la vista atraviesa la obra y se percibe lo que está detrás; que en esta serie se logra por la tensión entre visibilidad e invisibilidad de las telas impresas que al deconstruirse mantienen las huellas de su existencia anterior (los diseños que poseían). Incorpora así la categoría del tiempo a la obra y enfrenta al espectador a las huellas de lo que fuera la tela, en una existencia anterior, pues a pesar del destramado permanecen sus presencias anteriores.

El fondo pictórico intervenido sobre el que se colocan las capas de transparencias, patentizan el problema del espacio al añadirlo al plano y traer la tridimensionalidad a la bidimensionalidad. En el lienzo se delatan el gesto pictórico, propio de su lenguaje visual, con pinceladas desenfadadas, espontáneas, que coexisten con trazos de ritmos seriados creados por máquinas. De nuevo se hace eco de Marcel Duchamp y su concepto de la máquina pictórica, como objeto integral presente en obras obras como “Desnudo bajando una escalera N° 2”, 1912, donde se asume la simultaneidad del movimiento, y la pieza parece un autómata articulado, más que un desnudo es expresión de las vanguardias experimentales.

Si se encuentra una obsesión en esta propuesta, es una categoría y no una temática o estilo, tal como es el juego desde diversas perspectivas, que se encuentra presente de una u otra forma en cada una de sus etapas, en los juegos de palabras y significaciones que crea en “Destramadas-II”, al introducir elementos irónicos como la tira del cómic, que señala diversos niveles de significación. Fundamentalmente la violencia en que vivimos sumidos (introduce un puño cerrado y golpeante en diversa piezas), y plantea lo absurdo del mito contemporáneo del superhéroe, que promueven la Pasividad ante el paradójico contexto en que estamos inmersos en el ámbito local y mundial. Pero también nos aborda con un entramado lúdico activo en los Psicograffittierra, los Táctiles Psicomagnéticos o con el juego e ironía que comunica con la suma de cartografías inexistentes en la serie de Mare Nostrum y en Latencia Nómada.

En el juego, el participante se abandona al generar un espacio y tiempo que rompe con todo lo que lo rodea, es un estado ontológico donde todo pierde importancia, excepto la acción de jugar que se convierte en la única justificación del ser. Así, se podría crear una situación existencial similar entre el participante, la obra y el artista, pues el acto creativo es también una realidad de trance o ruptura de ese estatus ontológico. Esta línea de investigación tiene mucho que ver con el acercamiento que tuvo a la artista brasileña Lygia Clark (1920-1988), fundadora junto con Helio Oiticica (….) del movimiento neo-concretista que plantea que a través de la de la participación, la obra y el público deben convertirse en una unidad de creación. En la creadora, se encuentra presente también la trama como objeto estético y participativo para crear paradojas visuales y establecer contactos reales entre los participantes que genere una conciencia de colectivo creativo.

«No puede existir el arte por el arte, sobre todo para mí, debe ser crítico, no crítico social sino de lo que el hombre es y hacia dónde va. Toca más la filosofía que lo social en un mundo que se ve que cada día se va desmoronando».
Asdrúbal Colmenárez

Lo más importante....
Es sorprenderme a mí mismo
Una conversación con Asdrúbal Colmenárez

Asdrúbal Colmenárez es un celaje: medio sonríe y ya está bien lejos. “Hace poquito andaba por aquí”. Puede esfumarse en su taller de la parroquia El Recreo y aparecerse en su casa de Choroní. Y no faltará quien lo mire tomándose un café en un bulevar de París.

Asdrúbal parpadea y en ese brevísimo tiempo ha terminado un cuadro, ha desandado un laberinto o ha expresado varias ideas. Él es, qué duda cabe, un movimiento constante y continuo en función del arte. Su agilidad física sólo acusa sometimiento ante su velocidad mental: tiene respuestas profundas en la punta de la lengua.

Su creatividad es como un nerviosismo: no se detiene ni cuando está dormido. Este trujillano que ha pasado la mitad de su existencia en Francia, es un artista coherente en su expresividad, lo que viene a ser la misma cosa que su manera de ser y de pensar. Le interesa la creación del arte que refleja la historia de la ciudad simultáneamente con el devenir de la cultura y el fermento de las pasiones humanas. El pinta sus ideas y hace esculturas con ellas.

La vida, las inmensas y frágiles facultades de la naturaleza, la libertad; el hombre trasladándose, el hombre luchando; las palabras y las imágenes yendo de un lugar a otro, la metamorfosis de la imaginación: todo eso fertiliza su amorío de creador. Pero la ciudad y sus signos que siempre son una florescencia de los sentimientos a través del arte, están ahí, en su obra, como un excitador de la memoria.

El mundo y la historia de la cultura humana se muestran en cada cuadro y cada cuadro es como un mapa de sensaciones donde los símbolos de la sabiduría conforman el alfabeto del alma. Una sola ciudad es un collage poético, filosófico, sociológico y sólo la mirada del arte define su historia y anuncia las formas de libertad o de padecimiento que cruzarán las calles del futuro.

“Si la ciudad se extingue, los artistas serán los primeros en desaparecer con ella. La ciudad es su hábitat natural, su ecosistema”, decía el artista colombiano Gustavo Zalamea.

No hay obstáculos que valga

Asdrúbal Colmenárez es un artista que investiga minuciosamente cada vez que se empeña en abordar un tema. Esa característica debería ser un gaje del oficio artístico, aparte de la intuición y la espontaneidad, pero en él resalta la investigación exigente porque es un lector intenso, además de haberse formado como amante del teatro y de la cinematografía que experimentan y conmueven. Nada de raro tendría tanta disciplina si no fuera por un pequeño detalle: Colmenárez es disléxico.

Es un lector disléxico que asume la lectura fuerte, que tiene predilección por los grandes autores como Homero, el Dante, Shakespeare, Goethe, sin dejar de leer a otros escribidores sublimes de la talla de Juan Rulfo, Cortázar, Arguedas, Dostoievski, Kafka; y a filósofos como Kierkegaard, Hegel, Sartre, Martin Heidegger. Colmenárez estudió en la Universidad de Vincennes con Frank Popper, de quien fue asistente; también conoció a Jean Paul Sartre. Ya lo ha dicho: “ Yo llegué a una Universidad donde estaban Lacan, Foucault, Lyotard, Gilles Deleuze y muchos otros tipos”.

Por una especie de trastabilleo en el acto de recordar, Colmenárez señala casi siempre a los personajes como “tipos”. A veces no recuerda sus nombres y anexa un dato clarificador: “el tipo aquel que escribió La náusea”.

“Yo conocí personalmente a un tipo que rechaza el Premio Nobel; un tipo que se llama Jean Paul Sartre, que marcha con los obreros de la Renault…”

Y señala la importancia de que alguien como Sartre tenga ese gesto de marchar al lado de los trabajadores en conflicto con la Renault. Aunque Sartre contaba con su admiración, no podía compararse con lo sumado por Heidegger al conocimiento. Un día lo comentó: Martin Heidegger era el filósofo más brillante del siglo veinte, pero se decepcionó cuando supo que había sido un colaborador entusiasta del nazismo

Colmenárez trata de comunicarse con sencillez y transparencia. Fue profesor de Arte Contemporáneo en la Universidad de Vincennes y sus alumnos deben haber agradecido esa claridad y ese amor por comunicarlo todo con fluidez.

Uno de los profesores que estuvieron allí, haciendo brillar aquellas aulas fue Gilles Deleuze, quien aseguraba que “Un acto de creación no tiene relación alguna con la comunicación. Un acto de creación se asemeja mucho más a un acto de resistencia, porque va contra los canales de comunicación establecidos, porque rompe con ellos y abre una nueva vía al pensamiento”. Invocando ese espíritu se inicia esta conversación.

-Sus búsquedas siempre atrapan al espectador. Usted asombra al espectador cada vez que se aparece con una propuesta. En esta ocasión ¿cuál es el tema?

-Para mí lo más importante no es sorprender al espectador. Para mí lo más importante es sorprenderme a mí mismo, porque yo creo que el artista no debe hacer una obra, el artista debe hacer creación. Este es mi punto de vista. El primer sorprendido con lo que consigo soy yo. El artista no hace nada en una torre de marfil. Uno es parte de una sociedad, de un conglomerado, de un país.

La exposición que ha organizado este año en la Galería Medicci se titula

“Des-trames”. La tela deshilachada finamente se transforma en una suerte de transparencia, de portal que conduce el ojo hacia otra dimensión. La tipografía de todas las lenguas, los mapas, los números, el grafiti, la atmósfera de lo urbano inspiran otras miradas y fecundan una especie de misterio, quizás porque hay algo oculto en esa suerte de espejo.

-La tela deshilachada, que sirve de ventana o de visor, de espejo o transparencia, ¿cómo surgió?

-Es una tercera dimensión, así como la visión mía con los colores es mala porque soy daltónico, también hay como una tendencia a aplanar las cosas. Los paisajes yo los aplano, entonces, con esa falla uno trata de conseguir lo que le hace falta. Ahora yo consigo una tercera dimensión…yo trato de descubrir tres dimensiones en la bidimensionalidad. Que sería un poco aquello que dijo Alicia en el país de las maravillas, de pasar al otro lado del espejo. Yo quisiera pasar y que otros pasen. Hace muchos años vi una obra de Goya donde había pintado mantillas. Cuando él hacía las mantillas, de un tejido muy particular, sacaba la forma de ese tejido con un estilete que debe haber sido muy fino. De ahí puede venir una referencia inconsciente. El cerebro acumula cosas y las respuestas no se dan de inmediato sino mucho después. Recuerdo también que en las enseñanzas de las amigas mías, cuando estaban en el colegio de monjas, hilachaban para hacer pequeños mantelitos y después tejían…hay cosas así. Como el cuadro de Lucio Fontana cuando él lo corta…

(«Yo no hago agujeros para destruir el cuadro. Al contrario, hago agujeros para encontrar otra cosa…» decía Fontana).

Ya lo ven: es disléxico pero se ha topado con los autores más determinantes de la literatura universal. Es daltónico pero pinta. Los hombres daltónicos no ven el rojo ni el verde. Las obras que él ha creado para sus ojos son diferentes a las que los espectadores miran.

El filósofo Witold Gombrowicz tocó el tema de los artistas con algún tipo de impedimentos físicos y para ello usó lo que decía Shopenhauer:

“Schopenhauer considera que la contemplación del mundo «como si fuera un juego» es absolutamente superior a la vida. Lo demuestra de una manera muy ingeniosa. El artista es aquel que contempla el mundo y queda maravillado con él. Ahora bien, en este sentido, el artista se parece a un niño, puesto que el niño también se maravilla del mundo de una forma desinteresada”.

“Schopenhauer dijo muchas cosas respecto al tema del genio, por ejemplo, que éste no puede vivir de forma normal; el artista tiene siempre algún impedimento: enfermedad, anormalidad, achaques, etcétera”.

“Podemos observar a fenómenos como Beethoven, quien, personalmente, fue un histérico y un ser desgraciado, pero que tan bien supo expresar en su arte la salud y el equilibrio, sin duda porque carecía de ellos”.

Volviendo al caso de los destramados que muestra en su obra de este año, Colmenárez hace referencia a la anamorfosis, una técnica que los pintores del siglo XV usaban para colocar en algún lugar del cuadro una figura escondida.

Muchos han olvidado la antigüedad de la anamorfosis porque llegó a convertirse en un efecto usado hasta por los medios impresos en sus páginas de entretenimiento: “busque la cara oculta” y cosas de esa índole. Pero Colmenárez rememoró la anamorfosis al meditar sobre los destramados.

Su curiosidad y su capacidad de asombro nunca se agotan. Por eso sus obras contienen la experiencia y la sensibilidad de toda una vida y la frescura de quien jamás pierde la emoción del oficio.

-¿Su momento de más placer sigue siendo cuando termina una obra o cuando surge una idea para comenzar con una nueva?

-La satisfacción no es terminarla: es estar contento del resultado. Muchos amigos míos dicen que es un placer tan grande como el orgasmo. Uno se alimenta finalmente de eso, de las satisfacciones porque los artistas nunca son ricos, nunca tienen plata. Pero yo creo que a los banqueros esa satisfacción no les llega…sería algo injusto ¿no?

Se ríe. El maestro Colmenárez ha disfrutado ese comentario, como quien ha probado un trocito de chocolate relleno con mayo francés.

-No sé si el arte se comporta como un reciclaje de añoranzas, pero a veces me parece que una obra suya de cualquier época, las contiene a todas, aunque no se parezcan.

-Mi obra es una acumulación de cosas y como soy yo mismo quien mete esas cosas, hay un hilo conductor…

-Su infancia, su adolescencia, sus imágenes trujillanas ¿se cuelan de algún modo en su trabajo?

-Uno se nutre de la infancia toda, de la añoranza. Aunque a partir de ahora los niños van a dar trabajo a los sicoanalistas. Los padres se ocupan menos de ellos por cuestiones de sociedad y de tiempo. Sin embargo la infancia te marca…ahí está como ejemplo el recuerdo que inundó al personaje de Proust cuando probó el pastelito ese que había comido en la infancia… la cuestión aquella que escribió Proust en el primer volumen del libro. - En busca del tiempo perdido- dice al maestro Colmenárez y trae a colación el conocido pasaje del panecillo dulce llamado madalena o magdalena. Y valía la pena meter a Proust en la conversación, porque Asdrúbal no sólo estaba atrapado por la añoranza del texto: él también ha degustado ese panquecito dulce hecho con harina y mantequilla:

“Mandó mi madre por uno de esos bollos, cortos y abultados, que llaman
magdalenas, que parece que tienen por molde una valva de concha de
peregrino. Y muy pronto, abrumado por el triste día que había pasado y
por la perspectiva de otro tan melancólico por venir, me llevé a los
labios unas cucharadas de té en el que había echado un trozo de
magdalena. Pero en el mismo instante en que aquel trago, con las migas
del bollo, tocó mi paladar, me estremecí, fija mi atención en algo
extraordinario que ocurría en mi interior. Un placer delicioso me
invadió, me aisló, sin noción de lo que lo causaba. Y él me convirtió las
vicisitudes de la vida en indiferentes, sus desastres en inofensivos y
su brevedad en ilusoria, todo del mismo modo que opera el amor,
llenándose de una esencia preciosa; pero, mejor dicho, esa esencia no
es que estuviera en mí, es que era yo mismo. Dejé de sentirme
mediocre, contingente y mortal. ¿De dónde podría venirme aquella
alegría tan fuerte? Me daba cuenta de que iba unida al sabor del
té y del bollo, pero le excedía en, mucho, y no debía de ser de la
misma naturaleza”.
Asdrúbal Colmenárez
Marzo 2012

Colmenárez disfruta con fresco entusiasmo la narrativa y la poesía. He ahí uno de sus placeres, aparte del que consigue materializando sus obras.

¿En qué lugar del mundo le gustaría ver instaladas sus esculturas?

-Hay esculturas mías en varias partes. ¿En qué lugar del mundo? ya las tengo, creo. Hay una en Colombia, hay esculturas mías en Corea del Sur. En Japón, en Caracas…en medio mundo. Pero lo importante no es el lugar donde se instale una obra de arte. Kubrick se preguntaba ¿qué es mejor: tocar profundamente a una persona o tocar a una multitud de manera superficial?. Yo no hago obras para multitudes: me interesa más un pequeño grupo al que le llegue esa creación…

-El artista ¿se ha alejado de la naturaleza o está hoy más cerca que antes?

-No es que el artista se aleja de la naturaleza, es que concibe las cosas de otra manera. Pero el artista continúa en contacto con la fuente de inspiración máxima. Ves una orquídea y eso te fascina. En Europa hay muchachos que sólo conocen las vacas en ferias agropecuarias. En la ciudad no hay chivos, los pájaros se van…

-Las nuevas tecnologías ¿le sirven mucho o poco en su creación?

-Las nuevas tecnologías hay que agarrarlas y desarmarlas para no caer en la alienación. Como cuando los niños agarran un juguete…la obra de arte tiene que ser algo que interrogue al individuo no que lo esclavice. No es relevante que la obra sea fea o bonita: lo importante es que llegue a ser una interrogación.

En la galería
La conversación se desarrollaba en la Galería Medicci. Asdrúbal había extendido unas telas en el piso. “¿Van a querer un cafecito?” preguntó la administradora Mary Rangel. Tomás Kepets estaba por llegar. Yelis Ontiveros filmaba y tomaba las fotografías.

Sobre Colmenárez se ha escrito mucho, pero en uno de los ensayos más acertados y hermosos, Bélgica Rodríguez lo definió usando pocas palabras:

“Como en los sueños, entremezcla situaciones, las une en tejidos entrecortados e integra a conjuntos de imágenes superpuestas, yuxtapuestas, enlazadas, a las que el espectador tiene acceso solo por una rendija de su capacidad perceptiva”.

-Ya Tomás viene en camino- comenta Mary. Asdrúbal se ha sentado unos instantes nada más. La silla parece estorbarle. Está que se para y sale a patear calles.

Pero el día es una olla de presión: gesta una atmósfera que pasa del calorón a los nubarrones. Las colas de los carros anuncian la posibilidad de una tranca mayor. Más tarde comenzaría el aguacerito blanco y luego el palo de agua, el aguacero en forma de cortina. Aquello era exactamente igual que un “destramado” encima de Caracas.

“Para mi lo más importante no es sorprender al espectador. Para mi lo más importante es sorprenderme a mi mismo, porque yo creo que el artista no debe hacer una obra, el artista debe hacer creación. Este es mi punto de vista. El primer sorprendido con lo que consigo soy yo. El artista no hace nada en una torre de marfil. Uno es parte de una sociedad, de un conglomerado, de un país”.

Este es la base del pensamiento de Asdrúbal Colmenárez, tal y como se lo manifestó a José Pulido en reciente entrevista que aparece publicada en este catálogo. Lo resume todo. No hay dudas. No hay espacio para interpretaciones. Para Colmenárez, su trabajo cotidiano no es una rutina de pintar por pintar. Es un proceso de -búsqueda, investigación y creación- permanente a que este creador ya nos acostumbró durante tantos años y, que a pesar del tiempo, permanece tan activo como -novel iniciado en la búsqueda- de su propio destino en ese mundo que nunca termina, la creación artística. Asdrúbal Colmenárez ha mantenido esa permanente búsqueda de la sorpresa propia, que a la vez nos sorprende a todos nosotros durante su larga trayectoria que inició allá por los años de 1950.

Colmenárez no es el artista que se aprovechó de la repetición de temas e imágenes exitosas donde la leve modificación de la anterior se convirtió en rutina de producción, tampoco cayó en elaboración de líneas, juegos de colores o impactos visuales tan populares en sus inicios. Él fue más allá, cumplió a cabalidad con el requisito -básico del artista-, reflejar en la obra su naturaleza personal, su propio e íntimo ser, colmarla con su personalidad y dejar un legado que sorprenda y trascienda permanentemente, así lo ha trasmitido a los veedores de sus obras como a sus innumerables alumnos a través de largos años de enseñanza en la Universidad de Paris.

En las cinco exposiciones individuales anteriores que Asdrúbal Colmenárez ha presentado en Galería Medicci, -Nómadas, Penas de amor perdidas, El viaje de Ulises, Voyage y Erotika- y en otras muestras museísticas hemos visto un cambio de temática que algunos podrían pensar que es un tanto absoluto o quizás voluble. Pero cada cambio ha sido el producto de una intensa investigación que termina en una nueva etapa de su obra que siempre está en permanente evolución y mantiene, sorprendentemente, sus elementos básicos, signos y lenguajes tan propios del artista. Acciones colmadas de símbolos, objetos de collage, dibujos de elementos de collage, dibujos de elementos marinos o simplemente escenas eróticas, sutiles o no, Asdrúbal muestra sus investigaciones y vías para comunicárnoslas, de una temática a la siguiente, su deseo de sorprenderse y sorprendernos siempre está presente, lo ratifica aún más en este nueva muestra donde la tela descompuesta, deshilachada o maltratada se convierte en el centro de la atención.

A finales de los años 1700, se inventa el primer telar. Son los ingleses Richard Arkwright, John Kay y Thomas Highs quienes se atribuyen la invención del telar. Solo en 1801, el francés Joseph Marie Jacquard inventa el telar mecánico, capaz de producir complicados diseños de telas mediante la intersección de hilos verticales o -urdimbre de la tela- e hilos horizontales conocidos como - la trama de la tela-. Asdrúbal Colmenárez se tomó el tiempo y la paciencia necesaria para ir al contrario, a la inversa del proceso original, él deshilachó la tela y descompuso su imagen original, la convirtió en simplemente hilos, la destramó.

En esta nueva exposición, - Des-Trames -, el artista nos lleva, con un fin especifico, al proceso inverso de la fabricación de la tela. Es un deshilachado del tramado original que se agrega o sobrepone a la tela que sirve de soporte a la obra, la primera tela. Una rica compenetración de ambas nos permite observar cómo va transformando ambas imágenes para producir una nueva, distinta, fresca y sorprendente. Una imagen que sorprende por igual al que la crea y al que la mira.

“La tela deshilachada finamente se transforma en una suerte de transparencia, de portal que conduce el ojo hacia otra dimensión. La tipografía de todas las lenguas, los mapas, los números, el grafiti, la atmósfera de lo urbano inspiran otras miradas y fecundan una especie de misterio, quizás porque hay algo oculto en esa suerte de espejo”, nos confiesa Colmenárez en la entrevista que sostuvo con José Pulido.

Eduardo Planchart Licea nos cita en el texto crítico del catálogo: “Se hace eco de su tiempo con la incorporación estética de nuevos materiales y técnicas. Esto ocurre en el objeto encontrado de la tela deconstruida como parte de la cotidianidad, que transmite transparencia, y elementos plásticos azarosos entre los que se encuentran las formas impresas que van desde diseños florales, cartografías, animales, cómics que acompaña de caligrafías con plantillas, calcomanías, gestos pictóricos, sellos, fotografías y fotocopias”.

Con esta nueva exposición individual, “Des-Trames”, Asdrúbal Colmenárez culmina por ahora, su paso por Caracas en este año 2012, año fructífero donde en corto tiempo nos mostró sus investigaciones sobre la robótica y el dibujo, un relanzamiento de los Sicomagnéticos y la muestra de los Alfabetos Polisensoriales (a ser exhibida en la FIA 2012). Cuatro eventos que forman todo un gran conjunto de temas, técnicas y épocas que nos ratifican las cualidades creativas de este gran artista.

Colmenárez ha sido consistente y consecuente no solo con su obra sino con los que de alguna manera lo rodean. Hombre de reconocida bonhomía, es siempre una fuente de apoyo para jóvenes artistas que buscan soporte u orientación, su larga trayectoria educativa en Paris, además de poner en alto el gentilicio nacional, le facilita la labor de apoyar artistas emergentes. Sin pretender nada a cambio, sin exigir retribución alguna.

Tomas Kepets
Director
Mayo del año 2012

“ Lo importante es transmitir formas fuertes, verdaderas, llenas de emotividad y armonía. Pues el arte debe producir algo más que un efecto visual, debe producir una reacción interior.”
Asdrúbal Colmenárez

1936-1968 - Inicio
Nace en Trujillo el 21 de agosto de 1936. Estudió varios años en la Escuela Industrial, la cual abandona para trabajar en la carpintería de su padre, César José Colmenárez. A temprana edad comienza a estudiar pintura en el Ateneo de Trujillo. En este centro cultural se encuentra con una tradición de acuarela impresionista. Termina impartiendo clases en el Ateneo y en las Escuela de Artes Visuales de Valera. En esos años se dedica a ser pastor protestante.

Su formación plástica inicial se centró en el paisajismo, hasta que entra en contacto con el artista chileno Dámaso Ogazo, enviado a Trujillo por el Inciba cuando era presidido por Simón Alberto Consalvi.

Así, entra en contacto con el expresionismo desde Nolde, Munch hasta Kooning y especialmente con la obra de Ben Nicholson, quien basaba su propuesta en objetos hechos por el hombre uniendo lenguajes plásticos antagónicos en un mismo plano.

Con los consejos que recibe de Dámaso Ogazo, decide irse a París en 1968. Un episodio importante en su evolución fue que había tenido la posibilidad de conocer en la casa de Guillermo Meneses y Sofía Imber una pequeña obra transformable de Jacob Agam.

Así, lo primero que le interesa al llegar a París fue indagar en una propuesta que se pudiera manipular.

(1969-1977) – Psicomagnéticos

“En los Psicomagnéticos utilizo la curiosidad, más o menos pronunciada del público, frente a los elementos suceptibles de ser manipulados. La obra existe activamente con la participación del público: al momento que se establece el diálogo entre participantes.”
Asdrúbal Colmenárez

Al llegar a París empieza a investigar con diversos materiales que le permiten la interacción a través de la fuerza real del magnetismo, gracias al juego con imanes y densidades diferentes de agua que le dan a conocer la fuerza real de esta atracción. Comienza a ejecutar una obra en madera, láminas de hierro delgadas, llamadas ferriflex, planchas metálicas y pinta el trabajo que titula los Psicomagnéticos. Serie que muestra en el Museo de Bellas Artes en 1976, en una exposición llamada Táctiles psicomagnéticos. En ellas se crea una real interacción entre el público y la obra, por la acción del rodamiento de las tiras que ponen en contacto directo al espectador con la pieza, develando juegos visuales o efectos ópticos al interactuar el color, la línea y el movimiento.

“Asdrúbal Colmenárez lleva sus proposiciones a un orden eminentemente participativo. Estamos ante un proceso fascinante, que pone literalmente en las manos del espectador una capacidad táctil de cambiar los puntos clave de la composición, con gran libertad de iniciativa. Colmenárez consiste en una revolución por la expansión creativa…”

Guevara, Roberto. Otro Alfabeto para la Vida. El Nacional. Cuerpo A. 22-4-1980

(1971-1978) - Alfabetos Polisensoriales

“Se trata de salir de los principios exclusivos de una cultura particular, transmitida por la enseñanza lógica y rigurosa de los adultos. Una de las principales características es su adaptación a diferentes lenguas. El principio es un verdadero cambio e intercambio.”
Asdrúbal Colmenárez

En esta obra lleva a los extremos la heterogeneidad de materiales que conforman el alfabeto de 26 letras, pues utiliza madera, plomo, plástico, maicena, arena, hierro, resortes, imanes y pintura, entre otros materiales. Esta obra fue presentada en el Museo de los Niños de Arte Moderno de París, en 1978. Y en la Galería de Arte Nacional (GAN), en 1980. Cada letra creaba sensaciones diferentes; la L, por ejemplo, estaba hecha de chirriantes cápsulas de maicena; la U con hojas de materiales pesados; la B era imposible de colocar en el lugar que le correspondía; la N se iluminaba completamente…

El alfabeto genera acciones en un determinado contexto, que busca retar y provocar la curiosidad, el ludicismo del niño, haciendo brotar una situación de creatividad pura. Involucra los sonidos, las sensaciones táctiles, los movimientos asociados azarosamente a cada una de las letras del alfabeto, permitiendo a cada niño crear sus propios códigos, al consentir la ruptura con la causalidad pedagógica.

“Alfabetos Polisensoriales, Táctiles Psicomagneticos y Psicografitierra son pretextos para estimular situaciones en las que el estimulador también es estimulado, en un proceso de intercambio psicológico…Es la socialización de la creación.”

D´Amico, Margarita. Alfabeto Polisensorial y otras Proposiciones sobre la Escritura.
Galería de Arte Nacional (GAN). 1980.

(1978-1980) - Psicograffitierra

“Sobre la superficie transformada al infinito, estamos tentados a pasar la mano, bien sea en un movimiento violento o dulce y acariciante; el gesto saca su impronta de la huella trazada en la materia, transformándose esta huella en una motivación para realizar otro gesto apto o incitar a la reflexión y a una repetición. Esta posibilidad de eliminar la huella dejada reconstituye otra, es un infinito viaje llevándonos al punto cero del objeto.”
Asdrúbal Colmenárez

Está inspirada esta obra en el graffiti callejero, a través de él, la sociedad reconoce sus capacidades creativas reprimidas, transformándose en una vía para encauzar esta necesidad. A través del acercamiento a esta realidad crea una serie con el magnetismo usado como pizarra. Instaura un efecto participativo que manifiesta la espontaneidad del grafitero que interviene los muros de una ciudad, a través de una superficie metálica cubierta de polvo de hierro imantado. En los Psicograffitierra, la interacción con el público se establece en el uso de sus manos y su cuerpo convertidos en pincel, es el cuerpo como instrumento creativo.

(1979-1985) - El Espacio como Problema

“Intento reconstruir el espacio fragmentándolo, al crear formas que se fragmentan y se ubican en varios sitios del espacio.”
Asdrúbal Colmenárez

Se inician en este periodo la acentuación en preocupaciones que son ejes de su trabajo plástico: el espacio y la percepción. El artista desea que el público sea consciente de la relatividad del espacio y por tanto de la subjetividad de la percepción. Estas estructuras alzadas en metal y madera se encuentran emparentadas con las obras de Sol Lewitt, pues juegan con el muro. A su vez hace una serie de esculturas inflamables que hacen sabedor al público del vacío a través del proceso de desmaterialización producido por el fuego, recordándonos así la concepción de Heráclito de la realidad.

(1986-1991) - Partituras y serie Privada

“Mi trabajo trata de hacer sensible la percepción. Esta cualidad consiste en ensamblar elementos que no presenten ninguna referencia con aquellos que ensamblamos en los sueños. En el sueño tenemos la capacidad de conjugar realidades nunca antes percibidas.”
Asdrúbal Colmenárez

La serie Partituras es resultado de la descontextualización y el cambio de escala de los rollos de una pianola que Colmenárez utiliza en forma plegada, los cuales asumen vida propia a través de un constructivismo que comienza a combinarse con un expresionismo gestual. El vacío se hace presente por la perforación, se acerca a la propuesta de Frank Stella por la irregularidad del cuadro, comienza a introducir la palabra como paradoja en su obra incluyendo frases de filósofos, se insertan las direccionales que entran y salen del cuadro que unen planos de colores. Se da así un paralelismo con la obra de Arakawa, quien juega con las interrogantes y los fenómenos perceptivos, buscando crear situaciones previas a la percepción, de ahí su concepto de Blank, que será la ausencia de cualquier fenómeno perceptivo.

Esta etapa se fusiona con Preludio y Errancias, donde se hacen presentes situaciones de equilibrio ilusorio, pero las piezas se encuentran soldadas, lo que consigue una circunstancia inversa al equilibrio que logra el artista Richard Serra con las placas de acero. Este proyecto se mostró en la instalación Preludio 7, Fuga 7 presentada en la Galería de Arte Nacional (GAN) en 1991, y parte de las esculturas se realizaron en talleres de la empresa de Aluminios de Caroní. La serie Privada, 1992, fue expuesta en Japón en la Galería Naito, junto a un conjunto escultórico a unos kilómetros de Tokio, en Miniyata. Estas piezas son una totalidad fragmentada, que busca unirse a través de la tensión visual que generan la irregularidad formal de las piezas, en ellas fusiona lo escultórico con lo pictórico, y lo gestual con lo lineal.

“La instalación de Colmenárez se basa en la línea, sea en un soporte o en el espacio y las formas en distintas dimensiones. La Línea puede ser agua o vacío… Así su espacio es activo y estimulante. El Preludio es la entrada, mientras que la fuga es la insistencia por alcanzar un objetivo.”

Palenzuela, Juan Carlos. Preludio, Fuga y Paradoja. El Nacional. Cuerpo C. 17-8-1991
(1991-1993) - Errancias y Mare Nostrum

En la serie Errancias de 7 mares se asocia al errar y la desorientación con el divagar interior del vuelo imaginario. Recrea cartas marinas y planos de barcos para transformarlos en elementos estéticos que derivan en la serie Mare Nostrum, expuesta en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas Sofía Imber (MACCSI) en el año 1993, donde el artista nos enfrenta al océano como fuente de misterio, son mares que toman distancia de la realidad que se plasma en cuadros que buscan acercarse a la concepción de Kant de lo sublime como metáfora del mar desencadenado. La coherencia entre la escultura y la pintura evidencia un lenguaje plástico, estas esculturas en acero se realizaron en Sidor. En esta exposición el artista introduce al espectador en situaciones provocativas, como la del barco armado en el interior del museo, cuya parte exterior presentaba la patina del oxido marino y en el interior un impecable cuarto blanco, con un anuncio de neón con la frase que hiciera famoso a Sócrates «Conócete a ti mismo».

Estas obras son eco de su admiración por lo poetas malditos, y por las fuerzas desbocadas de la naturaleza, especialmente del poema de Rimbaud: El Barco Ebrio, que sirvió de inspiración a la serie Mare Nostrum, un fragmento de este poema delata la significación del mar para el artista, de manera paradójica Asdrúbal ama y teme a la mar, pues no sabe nadar, y su acercamiento al océano es ensoñado, soñado, poetizado, fantaseado más no vivido. Y es una de las causas del poder estético de esa serie, tanto en los cuadros como en las esculturas, donde se reta la gravedad, cómo lo hace la espuma marina en las crestas de las olas, al ser lanzadas al vacío.

¡Pero de verdad, lloré demasiado¡ Las albas son
desoladoras.
Toda luna es atroz y todo sol es amargo:
El acre amor me ha hinchado de torpe embriague.
¡0h, que mi quilla estalle! ¡Oh, que me hunda en el mar!

Arthur Rimbaud

1994-2000: - Narrativas

“Todo artista viene de algo y de alguien. No se pueden negar las influencias, porque es negar la historia del arte. Lo Importante es lo que se puede aportar en relación a lo que se ha recibido.”
Asdrúbal Colmenárez

Destaca la exposición titulada Transposiciones, en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas Sofía Imber (MACCSI) en el año 1998, donde recrea lo que considera la historia de las artes visuales contemporáneas, tanto a nivel internacional como nacional y sus puntos de referencia en ella. Se da una de sus primeras exposiciones en la Galería Medicci Latencia Nómada, 1999, donde presenta obras caracterizadas por taxonomías de plantas, animales y cartografías exóticas. Es en Galería Medicci donde presentará desde ese momento sus diversos planteamientos estéticos.

2000-2012: + Narraciones

“Podría decir que el trabajo que realizo es una mezcla de constructivismo ruso con Dadá, que son completamente antagónicos. Porque para el constructivismo ruso se trataba de la razón y de la construcción de un hombre nuevo, (1) Y el Dadá es casi irracional, pues para este movimiento el mundo no tiene solución. Estamos ante una crítica perversa, pero la actitud de Dadá era honesta. Es importante saber que Duchamp produce el Urinario en 1919 al mismo tiempo que el cuadro blanco de Malevich, que son los extremos del arte moderno de vanguardia.”
Asdrúbal Colmenárez

En esta década el artista crea diversas series centradas en obras literarias básicas de la cultura occidental, este será el hilo temático, más no el estilístico, pues en ellas se generan ciertas rupturas como ocurre con la exposición Edipo Rey, laberintos del Ser, en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas (MACC) en el 2006. Donde presenta esculturas en las que introduce el plástico como un elemento integrante de su lenguaje, que confronta con materiales fuertes como el acero y madera, con lo blando de los polímeros; para crear la noción de alejamiento temporal y espacial, que la contemporaneidad tiene con respecto a sus mitos y tragedias fundacionales como Edipo Rey, y las obras de Homero la Ilíada y la Odisea. Donde evidencia su identificación con el ingenioso Ulises, recreaciones estéticas que transforma en metáforas de situaciones existenciales, que al ser desacralizadas acercan la Grecia antigua a la contemporaneidad. Sobre la base de estos temas crea varias exposiciones individuales en la Galería Medicci, en las que se van evidenciando las rupturas que su lenguaje plástico va elaborando. En estos años no sólo se limita a esta indagación visual de la literatura occidental de Grecia, sino al renacimiento italiano al inspirarse en la Divina Comedia de Dante, como escatología y a la obra del Marqués de Sade, al que dedica su serie Erotika, Galería Medicci, 2008, donde se hace patente el uso del collage, el dibujo de trazos rápidos y colores contrastes en un tema que el artista no había tratado sino tangencialmente.

“Lo erótico en su plástica no es nuevo como presencia, atmósfera, y energía; mientras que George Bataille (1862-1962) construye un monumento literario definido como extraordinario ejemplo de la novela gótica del siglo XX. Asdrúbal Colmenárez construye un monumento de gran riqueza y exuberancia visual que podría también definirse, al estilo Bataille, como gótico”.

Rodríguez Bélgica. La Erotika de Asdrúbal Colmenaréz. Galería Medicci. 2008

En el 2011 se realiza una colectiva en la Galería Medicci, como un homenaje a la contemporaneidad de su lenguaje plástico, titulada Re-Invenciones donde el objeto encontrado es el eje que une a los artistas y sus obras, donde participan: Isabel Cisneros, Aní Villanueva, Jesús Caviglia, Alberto Asprino, Luis Felipe Herrera y Luis Alberto Hernández.

Cita:
(1) Los artistas involucrados en la creación del hombre nuevo, retórica generada por la revolución Rusa, terminaron siendo excluidos y perseguidos como ocurrió con Vladimir Tatlin, proyecto El Monumento a la Tercera Internacional, 1919, que combinaba una estética de máquina con componentes dinámicos que celebraban la tecnología, como los reflectores y las pantallas de proyección; él termino haciendo decorados teatrales, y muchos de los restantes lograron huir...
Es curioso que el futurismo en 1909, había asumido dos grandes temáticas tocadas más adelante por el Constructivismo ruso: la máquina y el movimiento, y a su vez admiraban al fundador del Fascismo Benito Mussolini (1883-1945).

Eduardo Planchart Licea
Abril 2012

El arte debe concebirse como la vida misma,
tiene un riesgo permanente,
si transitas en el arte por un camino conocido,
te alienas.
El arte tampoco es una realidad fenoménica,
sino un cuestionamiento,
al igual que la filosofía.
Una obra no es importante que sea fea o bonita,
sino que llame a la reflexión y al cuestionamiento de uno mismo
y de la sociedad que nos rodea.
Ése es el fundamento conceptual de mi obra…”

Asdrúbal Colmenárez
Marzo 2012